Entonces sonrío chuecamente, con mi boca grinch de nostalgia y resignación. Pero me vuelvo a perder entre los inventos de una noche que vuelve a la memoria con el amargo sarcasmo de su eco. Sigo caminando por la intrincada senda de un pasado que cada vez invento mejor, porque relleno los huecos que ha dejado el tiempo, con la sombra asesina de una peste que asola los detalles, las líneas, las figuras y configuraciones de eso que eres… y que estás dejando de ser, porque ya no sé lo que eres, ni lo que eras, ni lo que serás en ese futuro de recreaciones, de retoques traicioneros de tus líneas que pervierto con cada evocación.
Entonces el espejo nos devuelve la mirada de llantos infantiles que nos nubla la visión de otros trazos, de los nuestros. Nuestras líneas que se rompen y difuminan por la niebla espesa, tiniebla de sal, que nos mancha los ojos (ojos ámbar, cerveza oscura).
Me embriago, sí. Me embriago para olvidar y para recordar, me embriago porque pierdo y quiero sentir que estoy ganando. Me embriago de silencio, me embriago de perfumes mal evocados, imaginería chueca, me embriago de cerveza oscura, iris de cebada, cerveza rellena de sal y de nieblas densas, cerveza de llanto y de bosques sin brillo y sin luz. Me embriago de cerveza sin voz. Me embriago de cerveza mental… resaca imaginaria de la borrachera que fuiste tú.
1 comentario:
cerveza mental :)
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