El universo configura al mundo con una programación certera y críptica, con algoritmos de un código binario orgánico de partículas y ondas eléctricas de impulsos vitales. La voluntad es el trasfondo de ese murmullo violento, lenguaje aritmético de la realidad, es la red geométrica del todo, o lo que otros llaman Dios; aquello que opera sin cesar los engranajes de lo que puede ser percibido: la manufactura divina es el proceso industrial de la vida, la muerte y el reciclaje de las almas, los engranajes giran la ronda eterna de encarnaciones irredentas, en la maquinaria donde el cosmos procesa soplos infames de esencias viciadas, por la fragilidad carnal del espíritu humano.
La sombra y el olvido escapan por las chimeneas agitadas de la fábrica del tiempo; el mundo de engaños e ilusión se desvanece con la lluvia ácida de una atmósfera envilecida por los errores de la especie. Cada gota disuelve la visión especular de los vectores tridimensionales que codifican la RE(alida)D.
Los recovecos umbrosos de su programación neuronal se iluminan con la consciencia del mundo que lo espera, liberado de la maquinaria eterna, encerrado en el silencio de su propia carne, los engranajes giran ahora en el centro gravitacional de su voluntad.
Roar your terrible roars and gnash your terrible teeth and roll your terrible eyes and show your terrible claws! And please don't go I'll eat you up, I love you so.
20100213
Buda industrial
Suscribirse a:
Entradas (Atom)